http://unrinconparaimaginarconmaria.blogspot.com.es/2013/04/capitulo-8.html
Cuando Edgar se materializó en la casa abandonada que ocupaba con sus amigos, oyó lo que parecían gritos masculinos sobre su cabeza. Gritos de dolor y terror. Dejó su chaqueta sobre uno de los sillones del salón y subió las escaleras hasta el segundo piso. Al final del oscuro y estrecho pasillo, un resplandor de luz procedente de la última habitación, le indicaba donde se localizaba el festín.
-¡Cierra la boca, cerdo cabrón! - gritó Charlotte.
-Solo lo complicarás más.- añadió Eric.
Al llegar, se detuvo y empujó la puerta entreabierta. Dentro, la escena era aterradora y nauseabunda para cualquiera, salvo para un vampiro. El humano se encontraba tendido en la cama, empapada de su propia sangre, mientras Charlotte, sentada sobre él, clavaba una y otra vez sus afilados colmillos en su desnudo cuello y succionaba su preciado líquido. Eric estaba a su lado, y a juzgar por la sangre en su barbilla, él también había participado.
-¡Edgar! - Exclamó la mujer al verlo. -¡Llegas justo a tiempo! A éste le queda medio telediario. El muy gilipollas creía que podría abusar de mi.- volvió a mirarlo.- Le estamos dando lo que se merece. ¿Tienes hambre?
Llevaba casi un día sin alimentarse, así que cerró la puerta tras de si y se acercó a la cama. Charlotte se echó a un lado, mientras Edgar se sentaba en la borde de ésta y acercaba su sedienta boca al cuello del hombre y bebía hasta la última gota de sus fluidos. Lo habían dejado completamente seco.
Tras limpiarse la boca con el dorso de la mano, se puso en pie y dispuesto a abandonar esa habitación.
-¿Donde has estado toda la noche? - le preguntó Eric.
- Por ahí, que más da.
-Últimamente estás muy... distraído.- añadió Charlotte, mientras se acercaba despacio a él. - No nos estarás ocultando nada, ¿Verdad?
-No.- dijo esto y despareció ante los ojos de la mujer.
-Vamos a volver a salir, ¿No quieres venir? Tenemos el día goloso.- le gritó.
-¡No!- contestó ya desde su habitación, en el otro extremo del pasillo.
Una vez en la soledad de su habitación se sentó en la cama y empezó a pensar. La imagen de Anette aparecía en sus cavilaciones una y otra vez. Incluso esa pequeña pelea con ella lo había puesto cachondo. Seguía siendo una mujer de carácter.
Se levantó de nuevo y abrió un cajón de la cómoda situada frente a la cama. Todo la ropa bien colocada, y en el fondo una caja polvorienta. Alargó el brazo para cogerla y de un soplido le quitó gran parte del polvo. Dentro de ella había lo que parecía una especie de bufanda. Se la acercó a la cara y aspiró su aroma. Aún olía a ella, a la Anette humana. Se la había robado en broma poco antes de su desaparición, y desde entonces no se había separado de aquel atuendo de lana en ningún momento de su larga existencia.
La había anhelado tanto tiempo.... y ahora estaba ahí, tan cerca, pero a la vez tan lejos. Habría dado cualquiera cosa por poder besarla, por robarle un beso, como la primera vez. Recordó entonces aquel momento en el cual, a la orilla del río donde se habían conocido, sin mediar palabra acarició su rosada mejilla y la besó. Anette se había mostrado impactada y distante al principio, pero luego todo fue rodado. El mundo entero se paró en aquel momento para ellos, quienes tras despegar sus labios, se miraron a los ojos y sonrieron ruborizados.
Las ganas de hacerlo podían con cualquier cosa, mirar aquellos labios y no poder probarlos era una auténtica tortura. Su primer beso fue dulce, cálido, pero ligeramente húmedo. No sabía como hacerlo, pero tenía que volver a recuperar ese momento.
Anette seguía tumbada en su cama, cuando comenzó a oír bastante jaleo en el piso de abajo. Alguien acaba de aparecer en el salón. Se levantó de un salto y bajó a ver que pasaba. Reconocía las voces de Marc y Maggie. Una vez abajo, la escena la conmocionó. Marc sostenía en sus brazos a una muchacha delgada, de larga melena rubia y ropas oscuras. Parecía inconsciente Mientras, Maggie acomodaba el sofá negro de piel para tumbarla sobre él. Olía a humana.
-¿Que pasa aquí?- preguntó. Tanto Marc como su amiga se voltearon para mirarla. - Marc, ¿Quien es esta chica?

-La han mordido.- Añadió Maggie.
-¿Y la traes aquí? Muy inteligente por tu parte.- Añadió Anette, quien veía que todo aquello sería un enorme problema. Esa humana acabaría convirtiéndose en un vampiro. Sobretodo en un vampiro rabioso y sediento, como lo son tras su transformación.
-No podía dejar allí, Anette. Es una cría.- contestó Marc, mostrando por primera vez algún tipo de sentimiento.
-¿De que la conoces?
-Es una larga historia, os lo explicaré luego, pero ahora tenemos que pensar que hacemos.
-¿Que hacemos? ¿Me traes a una humana completamente desconocida a mi casa al borde la transformación y me preguntas que qué hacemos?
Mientras, la humana seguía tendida en el sofá inconsciente, Marc les explicó a las chicas su relación con la joven. Algo que explicaba muchas más cosas.
-Lola, era mi contacto con los vampiros. Estaba metida en su....grupo y... me daba información. Por ella supe que habían atacado a Coco y.... más cosas. Era como una espía. A día de hoy, existen algunos humanos incluidos en los círculos de los vampiros, en rollos sexuales y.... cosas raras.
-No me lo puedo creer.- añadió Anette, mientras negaba con la cabeza una y otra vez.
-¿Y porque la han atacado ahora?- preguntó Maggie.
-Se enteraron de todo, o eso creo. Me la encontré en un aparcamiento, medio desangrada. Creo que la dieron por muerta, pero aún vive.- Hubo un gran silencio.- No pude dejarla. Algo habrá que podamos hacer, ¿No?
-Claro, criar a un vampiro. Lo que nos faltaba.- dijo Anette irónicamente - Mira, Marc, entiendo que sea tu amiga, y que le tengas... cierto cariño, pero en unos minutos será un vampiro más. No podemos tenerla en casa. - Entonces Maggie la miró con cara de pena. -¡Vamos! ¿Tú también? ¿Soy la única que cree que esto es una puñetera locura?
Justo en ese momento, se percataron de que empezaba a respirar con dificultad y tener convulsiones. Empezaba a moverse. El momento de la transformación había comenzado.
CONTINUARÁ.....